lunes, 27 de mayo de 2013

Trilogía de la frontera #2: En la frontera, de Cormac McCarthy

"No hay más que un mundo en el que todo lo imaginable es necesario porque este mundo que también nos parece algo de piedra, flores y sangre no es en absoluto una cosa sino un cuento y todo en él es un cuento y cada cuento la suma de todos los cuentos menores que son el cuento en sí y contiene a su vez todos ellos. Todo es necesario. La menor de las cosas y esta es la dura lección, nada debe ser obviado, nada debe ser desdeñado. Las costuras no son visibles, ni el ensamblaje, la forma en la que está hecho el mundo. No tenemos la capacidad de decidir lo que podría ser sustraído u omitido. No tenemos manera de saber lo que debería permanecer de pie o lo que debería caer. Y esas costuras que no están a la vista son sin duda el cuento en sí mismo y el cuento no tiene morada o lugar para existir a no ser que sea narrado y ahí vive y hace su hogar y por esta razón nunca podemos dejar de narrar. No hay final de narración. Y... en cualquier sitio... bajo cualquier nombre o por ninguno... todos los cuentos son uno. Bien oídos todos los cuentos son uno"



Sur de los Estados Unidos, primera mitad del siglo XX. Se empieza a percibir la ola de cambios que transformarán la geografía del país en un territorio en el que hasta ahora reinaba  un silencio casi absoluto. Billy Parham es un adolescente que atravesará la frontera hacia México en tres ocasiones a la vez que crece, mientras se despide de la vida tal y como la había conocido, mientras aprende a vivir.
En este Western que se lee como testimonio histórico-topográfico y Bildungsroman, la prosa de McCarthy tiene un sabor diferente. Resulta inevitable resistir la tentación de tender un puente entre el paso físico a través de la frontera y el paso de la adolescencia a la edad adulta. Como viene siendo habitual e la obra del autor, hay mucho más allá de lo que encontramos en la superficie, debemos introducir la mano en la tierra para extraer la esencia y la pureza que yace en el subtexto.
Las alegorías, como es común en la obra de McCarthy son recurrentes: la naturaleza humana evocada por la relación con los animales es patente: los caballos y el miedo a lo inminente, una loba herida y apresada que lucha por su supervivencia hasta el último aliento y un perro que al final de la obra evidenciará los cambios en Billy de una manera magistral son parte de las interacciones con el entorno que, de forma iconográfica, presentan la visión del autor en un tono existencialista.

La diferencia más notable con respecto a otras obras de McCarthy es, sin duda, la casi ausencia de escenas de violencia tan presente en obras anteriores. No se puede afirmar que En la frontera carezca por completo de ésta pero es de otro cariz, más focalizada en la imposición de lo preceptivo, en los esfuerzos requeridos por adaptarnos a las inclemencias. Es, por lo tanto y en gran parte, un tipo de violencia existencial más que física.

Una característica que comparte el libro con otras obras del autor como La carretera o La oscuridad exterior es la secuencia de encuentros a lo largo del trayecto: Billy descubrirá el despertar sexual y aprenderá lecciones de vida de una serie de personajes que conversarán con él: una joven mexicana que espera un hijo, un anciano a quien le extrajeron los ojos pero que consigue ver con más claridad que quien los conserva... Las conversaciones contienen referencias religiosas y versan sobre lo abstracto y lo metafísico alternándose con la minuciosidad con la que McCarthy describe el paisaje, combinando el dialecto sureño con el léxico específico adecuándolo a las situaciones y haciendo exceder al autor en el uso del lenguaje.

Huelga decir que recomiendo En la frontera. A pesar del encuadre temático y de género que presenta, es eminentemente un Western, se encuentra entre los libros que más he disfrutado del autor, una novela que susurra más que grita en la que un personaje memorable se despoja de la piel de la niñez para enfrentarse al mundo como adulto, a cambios forzados casi inapreciables, a un ritmo pausado pero de constante progresión siempre ascendente. Una gran obra de un aún mayor escritor.

lunes, 20 de mayo de 2013

Años luz, de James Salter

"Su vida es misteriosa, como un bosque; desde lejos parecen una unidad, puede ser comprendida, descrita, pero de cerca comienza a separarse, a dividirse entre luces y sombras, su densidad nos ciega. Dentro no hay forma más que detalles pródigos que llegan a todas partes:sonidos exóticos, la luz del sol derramada, follaje, árboles caídos, animalillos que huyen del crujido de las ramas, insectos, flores.
Y todo esto, dependiente, estrechamente tejido, todo esto es engañoso. Hay en realidad dos formas de vida. Una, como diría Viri, la que se cree estar viviendo y luego la otra. Y es esta otra la que causa problemas, es esta vida la que anhelamos ver"

Años luz es, ante todo, un trozo de vida en tinta y papel. Un trozo de vida crudo y extravagante que serpentea sinuoso, casi oculto bajo brillo y lustre a lo largo de los años, una mirada a la superficie casi inalterable de una tierra que está vibrando bajo nuestros pies con la amenaza de una falla en el terreno. Así viven Viri y Nedra, un joven matrimonio que vemos envejecer y resquebrajarse por dentro a la vez que la piel y el cuerpo. Imbuidos en los mejores licores, agasajados por las mejores viandas y centro de una vida social de élite, Viri y Nedra se dejan llevar, viendo crecer a sus dos hijas, indulgiendo en el placer material y en infidelidades mientras siguen una senda hasta el punto de inflexión.

Impresionismo dilettante

Detalles cotidianos se van entretejiendo, banalidades, conversaciones sobre Europa, sobre los humores del Hudson, se acumulan momentos, vivencias, vacuidades y un ansia de desenfreno contenido.Pasan los años hasta llegar a un cúmulo, a un momento en el que la realidad se puede tocar con las manos y tomar conciencia de ella a la vez que queda atrás la estela de los años vividos, el como éramos frente al como somos teñido de una nostalgia y de un desencanto que Salter propicia con una prosa lírica al límite extremo con la poesía dotando al tiempo y a los años de más carácter que a los propios personajes

Menguar o crecer en tu ausencia

Llegados a este punto de inflexión ¿cómo encarar el futuro? Una parte de dos cierra la puerta y huye de las ráfagas de viento que se cuelan por las grietas tratando de que no entren en una nueva vida ansiada que aún queda por descubrir, la otra parte de dos espera ese viento de pasado anhelando la continuidad interrumpida, comprendiendo el presente por el pasado sin llegar a ver un futuro,  el tiempo sigue pasando, imponiéndose, recordando que cada vez es más escaso tanto para quien quiere volver a empezar  como para quien quiere volver atrás a pesar de que la distancia es cada vez más pronunciada; ambos tienen una razón para lanzarse al vacío e intentar frenar el tiempo pero el tiempo es inexorable.

No me queda más que recomendar encarecidamente esta novela por el magnífico estilo del autor, por una historia sobre vidas que se obsesionan  con el paso tiempo, temás de más relevancia que los personajes principales con los que casi no se llega a empatizar por ser meros títeres lanzados al oleaje de la existencia. Salter ofrece en una prosa exquisita y repleta de evocaciones: la evanescencia de la vida, los años de luz disipándose en la oscuridad, y lo logra sin hacer de la novela un relato de evidencia pesimista.

lunes, 13 de mayo de 2013

Vida y época de Michael K, de J.M. Coetzee

P
"Incluso sabía el por qué: porque muchos hombres habían dicho que el tiempo para ocuparse de los jardines había pasado al menos hasta que la guerra terminase. Sin embargo, debe haber hombres que se queden atrás manteniendo vivos los jardines o al menos la idea de conservarlos porque, una vez rota la cuerda, la tierra se endurecerá y olvidará a sus hijos. Ese es el porqué"

Después de leer Desgracia, del autor sudafricano galardonado con el Premio Nobel de Literatura en el 2003 y de la impresión causada por la novela no podía postergar mucho más la lectura de otro de los libros más relevantes de Coetzee, Vida y época de Michael K, ganadora del Booker Prize en 1993. Dudaba de si una nueva incursión en la obra de escritor sudafricano me reportaría el mismo grado de satisfacción, dudas que se disiparon al superar con creces esta segunda novela las expectativas depositadas.

La historia se desarrolla durante la guerra civil sudafricana, en pleno apartheid. Un joven jardinero huérfano de padre que vive con una madre enferma e indiferente a su propio hijo por un defecto congénito,un labio leporino, tratan de sobrevivir enfrentándose a las adversas condiciones. Michael K pronto dará muestra de no ser como los demás, su personalidad ensimismada y poco dada a la interacción harán que sea tratado por todos, incluso por su madre, con cierto desprecio. Cuando las revueltas estallan en Ciudad del Cabo y la madre empeora, Michael K decide construir una calesa para transportar a su madre casi moribunda a su ciudad natal pero las trabas administrativas, el caos en los caminos y en última instancia, la muerte de la madre, impedirán la huida. Michael K, ahora solo, deberá seguir el viaje enfrentándose al peligro, sobreviviendo a la intemperie , en ocasiones privado de su libertad- su ideal motor y bien más preciado, y erigiéndo como estandarte su propia dignidad en una lucha sin acción y muda de palabras.

En un relato en tercera persona, Coetzee provoca que no empaticemos al completo con Michael K al principio; no comprendemos bien su actitud, no sabemos qué quiere, hacia adonde va ni cuales son sus metas; se oculta en una madriguera que lo cobija y extrae el alimento de la tierra, su único sustento energético proviene de las largas horas de sueño y de las hierbas que extrae de la tierra. Muy avanzada la novela, cuando un médico que lo trata de las consecuencias de inanición, toma la voz del relato empezamos a vislumbrar la oda a la libertad y a la dignidad que contiene el libro. El libre albedrío y sobretodo, la autodeterminación personal, la decisión fundamental sobre nuestra propia vida yace dentro de nosotros mismos y Michael K lo sabe bien, lo siente así desde el principio. Su propósito-incomprendido por muchos- es su única meta.

Es imposible leer la obra sin recordar una y otra vez a Kafka. Incluso parece que la inicial del apellido del protagonista sea una clara alusión al escritor praguense. Me pareció sorprendente como varios lectores apuntaban a un paralelismo directo con "El juicio", a la vez que a mí me parecían más directas las alusiones a "La metamorfosis" y a "La madriguera", sobretodo a esta última, pues el habitáculo en el que se cobija Michael K simula una especie de  útero en el que el personaje espera, ajeno al pasado y al futuro, casi en un letargo aguardando el momento de renacer y llevar  a cabo su propósito señalado en un magnífico epílogo revelador.

No puedo dejar de recomendar esta obra, para mí es una de las lecturas del año y el primer eslabón de la cadena de obras del autor que leeré durante los próximos meses.

jueves, 9 de mayo de 2013

El niño perdido, de Thomas Wolfe

“Y a través de la maraña de recuerdos de un hombre, desde el bosque encantado, el pobre niño de ojos oscuros y rostro sereno, extranjero en la vida, exiliado de la vida, hace mucho tiempo perdido como todos nosotros, una cifra de los laberintos ciegos, mi pariente, mi hermano y mi amigo, el niño perdido, se había marchado para siempre y no regresaría nunca jamás.”

Hacía tiempo que quería retomar la obra de Thomas Wolfe. Hace años leí dos libros que me marcaron por la profundidad a la que es capaz el autor de llegar sin forzar situaciones ni el lenguaje. En Look Homeward Angel y You Can't Go home Again, el autor reviste la trama y los personajes de cierto halo de sentimiento, predominantemente de nostalgia sin llegar hacer punzante o reiterativo, se intrioriza el sentimiento en las primeras páginas y nos va acompañando hasta el momento de cerrar el libro por última vez. Resulta sorprendente comprobar que el autor consigue el mismo efecto en una novela que no llega a las cien páginas en la que se podría pensar que no hay espacio para contener tanto. Wolfe es capaz de condensar todo el sentimiento y guardarlo en un pequeño frasco cuya esencia perdura en el tiempo y se transforma en un recuerdo imborrable.

La novela es semi autobiográfica, hecho que incide en el intimismo que alcanza. Está dividida en cuatro partes y dos tiempos. En la primera conocemos a Grover, un niño de doce añosde tez oscura, mancha de nacimiento en el cuello y carácter tranquilo y reflexivo. Las tres partes restantes se centran en el recuerdo de Grover varias décadas más tarde en la voz de su madre, una hermana y un hermano, Eugene, alter ego del escritor, menor que Grover y al que éste enseñaba a hablar. Pronto percibiremos que Grover es distinto a los demás niños por su inteligencia y carácter, tiene un carisma que lo hace especial y que perdura en el recuerdo de sus seres queridos. La sutileza impresa en el texto narra breves episodios de la vida de Grover en el que éste hace prueba de su sentido de la justicia, de su código ético y moral, de su bienhacer y diligencia y sobre todo del amor por los suyos, tratará siempre de regalar momentos de alegría y satisfacción que se convertirán en puñales esgrimidos por el recuerdo "¿Por qué nada es como pensamos que sería?" - exclama su hermana. El final del libro, casi podría ser un epílogo, es especialmente llamativo. Eugene, como indicamos, el alter ego del autor, trata de seguir el rastro del recuerdo y reconstruirlo enfrentándose a como el tiempo lo corroe y lo priva de esencia diluyéndolo y tornándolo borroso e irrecuperable.

Recomendaría el libro sin dudarlo, es un breve compendio de sentimientos narrados con precisión, con
sutileza en el lenguaje aunque con la fuerza en el mensaje implícito que muchos autores no son capaces de contener en cientos de páginas


lunes, 6 de mayo de 2013

Agosto, octubre, de Andrés Barba



"Frente a él quedaban quince días de vacaciones. Tenía una sensación eufórica y callada de haber vencido en algo. Se volvió solemne en casa, presuntuoso, independiente. Veía a sus padres y a Anita y le parecían figuras un poco lejanas e irritantes. No se molestaba ni siquiera en sonreír. Cuando estaba junto a ellos permanecía un poco ausente -Hijo este verano estás insoportable (Mamá)-, pero les dejaba hacer, permanecía a su lado y e marchaba en cuanto podía, sin más explicaciones que la de que se iba al club. Pero no iba al club, tenía una sensación ambigua-la podría llamar alegría, pero se retorcía y cambiaba de forma y de aspecto constantemente-de que se había activado a su alrededor una especie de campo magnético.

Salir de la niñez, quedar despojado de ese halo protector que nos rodea y que nos es inherente casi por derecho, salir paso a paso hacia la adolescencia y sentir como dejamos atrás la calidez para adentrarnos en el frío de un vacío que tendremos que ocupar y contra el que nos rebelaremos. Buscar un lugar y forjarse una identidad sin demostrar nuestras flaquezas, aunque duela. Aprender a caminar solo e insistir en que nadie nos ayude. Divisar varios caminos y elegir el incorrecto, volver a empezar, esta vez con una herida, empujado por el estímulo de haber sobrevivido, un poco más consciente, un poco más adulto.

Tomás percibe los cambios en su cuerpo mientras se prepara para unas vacaciones con las familia en la costa. Lo que antes le había parecido una rutina de temporada se le hace cuesta arriba : está cambiando, no es el mismo y no espera lo mismo. Este mes de agosto Tomás dejará atrás a los jóvenes con los que antes se relacionaba buscando nuevas sensaciones, buscándose a sí mismo y conocerá a un grupo nuevo integrado por adolescentes que residen en el pueblo costero todo el año cuya anarquía en la forma de vida fascinará a Tomás desde el primer encuentro. En agosto Tomás se dejará llevar y dará o intentará dar rienda suelta a sus pulsiones bullentes, sacar todo lo que se mueve dentro de él focalizándolo en la iniciación al sexo, a las drogas y a la violencia. Se deja arrastrar por una rebeldía naciente y típica: la del adolescente que oye los gritos de su hermana pequeña, las reprimendas constantes de sus padres y el desenlace de la enfermedad de su tía a la que quedan pocos días de vida como un ruido de fondo del que quiere permanecer ajeno sin lograrlo del todo por el constante flujo de sentimientos. Se deja arrastrar y acaba consumido por un hecho atroz, una situación que se va de las manos y que lo atormentará desde los últimos días de verano hasta octubre.

Octubre lejos de la playa sobre cuya arena queda un hecho sórdido que lo obsesiona, que le oprime el pecho y que no le deja dormir. ¿Cómo remediarlo? No se puede deshacer pero se puede volver atrás e intentar paliarlo. Tomás ha cambiado, le han arrancado la niñez y lo han lanzado al mundo para aprender a ser adulto pero hay que empezar de nuevo.

La lectura de este libro de Andrés Barba fue toda una sorpresa, he de decir que la disfruté mucho, quizás adolezca de algún fallo, de algún giro innecesario que rompe con la naturalidad del proceso de madurez diferenciando el de Tomás mediante un hecho específico. No obstante, el autor es capaz de descripciones introspectivas muy notables que en mi opinión son el punto fuerte de la novela, un recorrido por el fuero interno mediante sensaciones y experiencias que no dudaría en recomendar.

miércoles, 1 de mayo de 2013

Este mes he... #abril 2013

¡Hola amig@s!
Primeros días de mayo  y aquí estoy para el repaso mensual que os vengo ofreciendo desde principios de año. Abril ha sido un mes más vertiginoso en el trabajo, algo que ha incidido en el tiempo de ocio. No obstante, algo se ha podido hacer. Sin más dilación:

he leído...

Paradero desconocido, de Kressman Taylor (4/5)

Una brevísima novela epistolar rescatada por Meg, reseñada magistralmente por Marilú. Me lancé enseguida para encontrar una novela epistolar sobre una amistad destruida por la creación de dos bandos. Un relato breve, de 1938 que apareció originalmente en una publicación literaria. Su brevedad es a la vez una ventaja, las razones son obvias, y un inconveniente. No habría dudado en dar cinco estrellas si la autora hubiera profundizado más en el tema.





Un soplo de vida, de Clarice Lispector (5/5)

Una autora infalible para mí. La reseña ya está publicada así que poco más puedo añadir.










La habitación, de Selby Hubert, jr (1/5)

Con este libro sufrí una gran decepción. Había leído Last Exit to Brooklyn y Réquiem por un sueño, además de ver la adaptación cinematográfica de Aronofsky de la última y pensé que este libro estaría al mismo nivel. Un hombre encerrado en prisión da rienda suelta a sus instintos más depravados planeando una venganza contra la autoridad que lo somete. La virulencia llega a tal extremo que se convierte en algo desagradable de leer. No considero que sea ni tan siquiera literatura sino un compendio de violencia gratuita e injustificada sin ningún fin más que el provocación.




La buena novela de Laurence Cossé (4/5)

Marilú nos recomendó este libro expresamente a @Offuscatio y a mí y lo devoré en un par de sentadas. Es cierto que tiene fallos, muchos. Parte de una buena idea que no está del todo perfilada pero disfruté tanto leyendo sobre libros, lectores fanáticos, encontrando las mil y una referencias que aparecen en el texto y tomando un bando determinado en el debate que se desprende. La reseña saldrá en breve.






El pan desnudo de Mohammed Choukri (1/5)

Con este libro me ocurrió algo similar a lo que me ocurrió con La habitación aunque en este caso se parte de una autobiografía y no puede, por lo tanto, haber nada injustificado en la trama. No me gustó el tono, es un testimonio que carece de valor literario y que llegó a agitarme por la indolencia con la que el narrador en primera persona relata los hechos de su vida. Como dato indicar que fue traducida al inglés por Paul Bowles.







El niño perdido de Thomas Wolfe (5/5)

Una recomendación de @Offuscatio o cómo una nouvelle puede decir más que libros de mil páginas siendo una décima parte. Nunca entendí por qué no volví a leer a Thomas Wolfe después de haber disfrutado tanto con Look Homeward Angel y You can't go home again, obras que inexplicablemente no han sido publicadas en España. El recuerdo de un ser querido evoca la mejor de las prosas en cada uno de los miembros de la familia. La reseña será publicada en breve y cuento con leer el resto de la obra del autor en lo que queda de año.





Agosto, octubre, de Andrés Barba (4/5)


Este libro ha viajado del centro al norte y del norte al sur. Ahora descansa en mi estantería gracias a @MientrasLeoS que lo recibió de @Offuscatio. Tiene un valor especial para mí porque hemos leído el mismo libro los tres, literalmente.
Me gustó mucho, es más, estoy firmemente decidido a leer más de este autor. Es cierto que hay partes que no me llegaron a convencer del todo pero el autor es capaz de un análisis de los sentimientos y sensaciones muy llamativo, es, para mí, el punto fuerte de la novela .





El pez dorado, de J.M Le Clézio (3/5)

@gancedo leyó no hace mucho Onitsha del mismo autor y lo recomendó. Empecé por este precisamente por ese motivo, me gustaría leer Onitsha en conjunta. No esperaba mucho más de un libro que descansaba hacía años ya en mis estanterías y me encontré con una interesante historia sobre una joven marroquí sin nombre y su vagar por el mundo aprendiendo de la vida. Una historia interesante, bien narrada y de lectura ligera que agradecí durante mís peleas con Gaddis ¿lo acabaré algún día?





The Interestings, de Meg Wolitzer (3/5)


Un título que no podré reseñar por ahora porque no ha sido publicado en España. Parte de una muy buena idea. Un campamento para adolescentes con talentos diversos. Más tarde asistimos a como se desarrollan en la vida ¿qué es el talento? ¿tiene siempre retribución social? Una novela interesante con el beneplácito de Jeffrey Eugenides que está bien llevada a cabo pero que cae demasiado en los tópicos. En todo caso es recomendable.











...he visto

Warm bodies (1/5)

La verdad es que no me siento demasiado capacitado para calificarla. Sólo sé que no me gustó. No elegí yo. A nuestro comité cinéfilo se han agregado los hermano menores, recién adultos, de miembros ilustres y eligieron esta película. Zombis adolescentes, historia apocalíptica... no es lo mío. Eso sí, los más jóvenes la disfrutaron mucho. Será que me estoy haciendo mayor.



Network, un mundo implacable (4/5)

Interesantísimo film dirigido por Sidney Lumet y protagonizado por Faye Dunaway, William Holden y Peter Finch. Versa sobre el poder de la televisión y sobre como incide en los valores de la sociedad. Rodada en 1976 parec adelantarse a su tiempo en sus vaticinios y resulta curioso ver como logra poner el dedo en la llaga. No hay que olvidar que es una sátira pero viendo lo que ocurre quizás semaos más capaces de reconocerlo ahora que cuando fue estrenada en los setenta. Faye Dunaway se hizo con el Oscar a la Mejor Actriz Principal por este papel.






Siete almas (2/5)

Dirigida por Gabriele Muccino y protagonizada por Will Smith, único actor en colocar ocho películas consecutivas en el top de la lista de recaudación estadounidense. Sabía a lo que me atenía. El personaje principal es un inspector de Hacienda que se pone en contacto con siete personas para ayudarlas, los motivos son desconocidos. Arrastra un pasado oculto que se nos desvelará casi al final cuando se vislumbra la manera en que ayudará a los elegidos. Parte de una buena idea pero cae en un sentimentalismo atroz, es directa pero con la única pretensión de la lágrima fácil.




Una historia del Bronx (4/5)

Dirigida por Robert de Niro y protagonizada por él mismo. Ambientada en los años 60 en Brooklyn. Un niño salva de una rueda de reconocimiento improvisada en la calle a un gángster que se lo agradecerá ofreciéndole protección, algo que el padre del niño, un conductor de autobuses honrado desaprueba. El niño irá creciendo entre dos maneras de entender la vida mientras somos testigos de la rivalidad entre bandas donde prima la ley del más fuerte. Revisionada por enésima vez, no pierde con el tiempo.





Las vidas posibles de Mr.Nobody (5/5)

Sin duda, mi favorita del mes. Dirigida por Jaco Van Dormael y protagonizada por Jared Leto, Sarah Polley y Diane Kruger. Es ciencia-ficción  Nemo tiene 120 años y está a punto de morir. En ese momento hace un repaso de su vida cayendo en la cuenta de que su vida no es un solo camino sino varios, recuerda la opción que tomó y las que no tomó, vidas paralelas que transcurrieron de forma distinta. La explicación de por qué sólo el recuerda y el resto no es original y la película es visualmente bellísima. La recomiendo incluso a aquellos que no sean del todo fans de la ciencia- ficción.




12 monos (4/5)
Revisitada y con alegría. La vi en su época. Dirigida por Terry Gillian y protagonizada por Bruce Willis, Madeleine Stowe y Brad Pitt, es una película de ciencia ficcíón, de intriga y también de humor, por qué no decirlo centrada en la apocalipsis provocada por un virus. Saltos en el tiempo, locura y el síndrome de Casandra se añaden a una trama frenética.







Tan fuerte, tan cerca (2/5)



Dirigida por Stephen Daldry, un director que me gusta y protagonizada por Tom Hanks, Sandra Bullock, Thomas Horn, Max von Sydow y Viola Davis. No hace justicia al libro de Jonathan Safran Foer. Tras la muerte de su padre en los atentados del once de spetiembre, Oskar encuentra una llave y se dispone a descubrir de qué manera está relacionada con su padre. No sé qué me ocurrió, debe ser que terminé absolutamente fascinado por el libro y la película no cumplió las expectativas pero no me gustó demasiado.




To the Wonder (No sé calificarla)


Dirigida por Terrence Malick y protagonizada por Ben Affleck (que parece que aún no se ha enterado de cuál es su lado de la cámara), Olga Kurylenko y Javier Bardem. ¿Me gustó? Mucho. ¿Entiendo por qué la gente abandona la sala de cine o se ríe sin motivo aparente durante la proyección? Lo entiendo completamente. Espectacular en el plano visual, escenas memorables, de las que no se olvidan pero es espesa (no tanto como The tree of life), no sabría qué decir si me preguntaran si la recomiendo o no. Es una manera de hacer cine personal, basado en el poder de evocación de la imagen apoyado solo por una voz en off. Juzgad vosotr@s mism@s .



...he escuchado...


Joe Williams

Tracy Bonham
Mucho jazz. Se acerca el verano y no puedo evitarlo.  Como siempre os dejo un gran nombre. En este caso Joe Williams, no paro de darle vueltas a los discos una y otra vez en especial a Everyday I have the blues (merece mucho la pena esta versión en directo) Until I met you y la canción más melódica What's new.

Una pieza instrumental bastante sencilla que ha crecido dentro de mí Prelude for Time Feelers, de Eluvium; es una maravilla. Sufjan Stevens con su To be alone with you ha puesto la nota romántica del mes y he vuelto a girar y girar el disco de Phosphorescent y su Song for Zula en la categoría de canciones especiales.
a fuerza de escucharla y que ahora no puedo dejar de escuchar interpretada

La nota rebelde la ha puesto Tracy Bonham con su Mother mother

Pues creo que no se me pasa nada. y vosotr@s, ¿qué habéis hecho? ¿Tenéis alguna recomendación? ¿Qué os ha hecho felices este mes? Un abrazo a tod@s.