martes, 29 de diciembre de 2015

Feliz Año 2016 #Libros y #música

Lo dicho, queridos amigos, FELIZ 2016 va a ser una entrada algo apresurada, no tengo tiempo, mi deseo para 2016 es un poco más de tiempo entre las cosas básicas y alguna que me guardo no vaya a ser que por revelarla no se cumpla. Dejo de teclear, cruzo los dedos y aquí os dejo una selección de los mejores libros del año y otra de los mejores discos. Espero que la disfrutéis. Sin más preámbulos:






Top 10

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1

Difícil establecer el orden, para qué nos vamos a engañar, del único que estoy seguro es que "The Instructions" debe aparecer en primer lugar.

Y ahora los discos!!! Haced click en el número de orden para ser redirigidos a una canción que ha significado algo muy especial para mí durante 2015. Es una especie de compendio de sensaciones en partitura

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Tobias Jesso Jr- Goon









Desaparezco una temporada.
Solo queda desearos un muy feliz 2016 lleno de libros, cine, música y vida con los que queréis
con los que querréis, con los que se quedarán solo unos minutos, con los que permanecerán toda
una vida. Os deseo,en resumen,  lo que os deseo cada año, lo mejor que se puede desear

SOPHROSYNE:

A HEALTHY STATE OF MIND, CHARACTERIZED BY SELF-CONTROL, 
MODERATION AND A DEEP AWARENESS OF ONE'S TRUE SELF, RESULTING IN TRUE 
HAPPINESS


Gracias y un fuerte abrazo a todos 


miércoles, 23 de diciembre de 2015

Las cartas de Papá Noel, de J.R.R Tolkien

Siento de verás no haber tenido tiempo ni para actualizar el blog ni para visitaros. Como cada año, los días previos a las campanadas me ahogan de trabajo y no puedo dar más. Me he tomado un paréntesis cuya prioridad es felicitaros la Navidad y lo hago con un libro bastante especial para mí. Las cartas de Papá Noel de J.R.R. Tolkien.

Mi admiración por el autor sudafricano empezó en la tierna adolescencia al caer en mis manos El Hobbit, desde ese momento leí todo cuanto pude del autor con bastante voracidad, intentando no dejarme nada atrás. Está de más hablar de la originalidad que envuelve todo escrito de Tolkien, creador de mundos, de lenguas. Lo más destacable de este libro, sin embargo, es la visión que ofrece de como la originalidad del autor se manifestaba en su día a día.





Casa de Navidad,
Polo Norte
22 de diciembre de 1920

Querido John

Sé que le has preguntado a tu papá cómo soy y dónde vivo. Me he dibujado a mí mismo y mi casa para ti. Cuida el dibujo. Ahora mismo salgo para Oxford con mi fardo de juguetes- algunos son para ti. Espero llegar a tiempo: la nevisca es muy intensa en el Polo Norte esta noche. Tu Papá Noel que te quiere.







Estos son los primeros de un compendio de cartas y dibujos que Tolkien redactaba y enviaba a sus hijos el día de Nochebuena de parte de Papá Noel.  La primera llegó cuando el primer hijo de Tolkien, John,  tenía tres años y siguieron llegando, durante un periodo de 23 años durante las infancias del resto de hijos del autor, Michael, Christopher y Priscilla.


Tolkien creaba así una especie de juego. Los niños, durante su más tierna infancia esperaban ansiosos las cartas de un Papá Noel al que Tolkien, sin despojarlo de su carácter bonachón, le atribuye también una personalidad excéntrica, divertida, algo alocada e incluso victimista. Las cartas, en sobres siempre similares en el que aparecen a la derecha, llegaban a veces de manos del cartero, otras aparecían junto a los regalos de Navidad, otras veces aparecían junto a la chimenea justo en el lugar en el que los niños habían dejado las suyas para Papá Noel manteniendo así en vilo a unos niños que deseaban saber más y más sobre el anciano de barba blanca y vestido de rojo que los visitaba cada año.

Con el tiempo, Papá Noel fue añadiendo más información sobre sus avatares, angustias y abatimiento siempre que temía no llegar a la cita a todas las casas en Nochebuena. Gradualmente fueron apareciendo los personajes con los que Papá Noel convive en el Polo Norte incluyendo así en las cartas hilarantes aventuras: los Elfos de las Nieves, los gnomos rojos, el Oso del Polo Norte y sus sobrinos, Paksu y Valkotukka, el Muñeco de Nieve... creando así todo un universo Tolkien tal y como lo conocemos pero centrado en el día de Navidad.

No se me ocurre una propuesta más amena para recordar con nostalgia la inocencia impaciente de nuestra niñez o para compartir con los pequeños de la casa las aventuras de este Papá Noel tan particular bajo una manta, al lado del fuego, rodeado de olor a canela y castañas asándose al fuego. Los más pequeños oirán con atención y con ojos muy abiertos lo que cuenta un Papá Noel algo particular y reirán sin parar con sus ocurrencias. Los mayores verán en esos ojos abiertos reflejada la ilusión que trae consigo cada año la víspera de la Navidad.

Me falta solo poner la música de Nat King Cole para desearos a todos una muy feliz Navidad.

lunes, 14 de diciembre de 2015

Un buen hijo, de Pascal Bruckner

"Es hora de irse a dormir, Arrodillado al pie de la cama con la cabeza inclinada, las manos juntas, murmuro a voz baja mi oración. Tengo diez años. Después de un breve recuento de los pecados del día, dirijo a Dios, nuestro Creador todopoderoso una petición. Sabe que soy un asiduo de la misa, cuanto Lo quiero por encima de todo. Solo Le pido, sencillamente, Le ruego que provoque la muerte de mi padre, si puede ser, en un accidente de coche."

"Más tarde, al ver películas policíacas, odié siempre la tendencia de las víctimas a implorar la clemencia de los asesinos"

"Hay que olvidar para sobrevivir, retirar los recuerdos que impiden progresar"

"Como todos los autócratas, mi padre quería ser amado"



Hijo de un padre autoritario, racista, antisemita y fascista y de una madre doblegada al maltrato de su marido, Pascal Bruckner relata, en esta novela de iniciación, la única manera que tiene de matar al progenitor sin derramar una sola gota de sangre: convertirse en la derrota y fracaso de su padre. Bruckner convierte el asesinato del padre en un modus vivendi, en una prioridad que terminará por reencontrarlo consigo mismo y a metamorfosearse en el adulto y escritor que hoy es.

La presencia arrolladora del padre aliena todo cuanto le rodea, su ausencia se convierte en un respiro que vuelve a ser interrumpido a su retorno. Tras años de intensas plegarias, el niño, convertido en joven cae en el gris del agnosticismo y luego en el negro del ateísmo. Para salvarse tendrá que plantar cara o más bien dar la espalda.

Tras el capítulo introductorio, el joven entra en contacto con el mundo cultural, opuesto al fascismo y antisemitismo de su padre. Un nuevo mundo repleto de ilusiones se abre ante él, sus inquietudes intelectuales se desarrollarán impulsadas por las revoluciones sociales de Mayo del 68 y las lecturas existencialistas: Schopenhauer se convertirá en su lector de cabecera e influirá en la percepción del joven sobre las relaciones humanas, leerá En busca del tiempo perdido para contrariar a su padre, que comparte la opinión de Céline sobre los siete volúmenes escritos en "franco-yiddish" denostando así a Proust. A las lecturas antisemitas del padre de obras de Roger Peyrefitte, el hijo responderá con la lectura de Jankelevitch y con un lazo de amistad con Alain Finkilekraut, llegando a sentirse judío sin serlo en un intento inconsciente de alejarse del padre, de ser su opuesto, de reducir su luz. 

El paso del tiempo es inexorable y el peso de la juventud pesa más que el de la vejez en la balanza de la vida. Lleno de vigor y conocimiento, el joven, convertido en escritor observará la decadencia del padre que se aferra a la vida atizando los sentimientos extremistas de su juventud. El joven no ve más que un intento vano, el de un viejo cetáceo varado en la orilla por volver a las aguas tumultuosas de un océano que ha quedado atrás.

La figura del padre se presenta como un muro infranqueable cuya sombra el hijo no soporta, quiere ver más allá, destruirlo piedra a piedra o al menos escalarlo. Será su bagaje intelectual opuesto quien ofrezca una escalera para trepar y poder ver así el otro lado, más tarde, serán los años los que harán menguar el muro hasta no ser necesario ni tan siquiera ponerse de puntillas para abordarlo.

Dos seres, padre e hijo, dos tipos de rabia, la del padre rebelada contra el mundo, la del hijo contenida contra el padre. Ambas omnipresentes, ambas en constante lucha de la que surge como fruto la personalidad, el carácter y la intelectualidad de Bruckner. 

lunes, 7 de diciembre de 2015

El informe de Brodeck, de Philippe Claudel

"Al fin y al cabo no hay diferencia entre morir de ignorancia o morir bajo los pies de mil hombres que han recuperado su libertad. Se cierra los ojos y ya no existe nada. Morir nunca es difícil. No requiere ni a un héroe ni a un esclavo. La muerte se come lo que le sirven."

"La idiotez es una enfermedad que combina bien con el miedo, una y otra se engordan mutuamente creando así una gangrena que no hace más que propagarse"

"Los hombres son raros. Cometen los peores actos sin cuestionarse nada y luego no pueden vivir con el recuerdo de lo que han hecho."

"No soy nada , lo sé, pero
compongo mi nada con un pequeño trozo de todo"
                                                       -Victor Hugo, Le Rhin-





Al igual que Coetzee en obras como Esperando a los bárbaros, Claudel propone un juego de descontextualización, hacer anacrónico y universal hechos históricos que permanecen sellados en el cerebro del ser humano en forma de recuerdos enterrados con arena y cal para que no florezcan. Ya sea el apartheid o la II Guerra Mundial, ninguno de los dos autores menciona el acontecimiento al que parece hacer alusión de forma clara ¿qué más da? Si algo hemos aprendido es que tras miles de años de lo que llamamos civilización, seguimos siendo unos bárbaros.

Sofocando oprobios. Un hecho que el autor pone de manifiesto desde las primeras páginas, el asesinato de El Otro, referido así por ser extranjero y por su carácter críptico aunque cordial, es el desencadenante de la toda la trama. Brodeck, uno de los pocos habitantes medianamente ilustrados del pueblo recibe el encargo de relatar los hechos a pesar de no haber estado presente el día en que se cometió el crimen.

Brodeck se sentará ante su vieja máquina de escribir conmocionado por los hechos. Al son de las primeras teclas, Brodeck pensará en su propia vida y decidirá dejar constancia de ella en un informe paralelo que se va intercalando con los hechos que llevaron al asesinato de El Otro.
Brodeck no es nadie. No es de extrañar que Brodeck se siente de cierta manera identificado con El Otro. Fue vendido por su comunidad a cambio de un pacto con un pueblo invasor por no ser nativo del lugar y por ser diferente, por su pelo y ojos negros, por su tez más morena. Dar carnaza al enemigo que busca la "purificación de una comunidad" para así calmar ánimos violentos e suna estrategia juzgada lícita por los vecinos del pueblo que son testigos de como se llevan a Brodeck que pasará penurias en un tren de deportación y posteriormente en un campo de concentración. Parece que el símil es claro ¿es Brodeck judío? ¿Se trata de la invasión nazi de la Francia de Vichy? ¿Es el dialecto germánico que hablan los personajes una variedad del alsaciano o del loreno? Poco importa. Tanto Coetzee como Claudel tratan de no conquetar sino más bien de generalizar las características de comportamiento del género humano.
Sobrevivir para dejar de existir. Las experiencias de Claudel en el campo de concentración lo marcarán de por vida. A la vez que escribe sobre el caso de El Otro, escribe como fue alienado y animalizado para ser reducido a nada, solo por ser diferente. A su vuelta al pueblo como superviviente, todo lo que quedará de su experiencia no será más que su nombre tachado en un monumento en honor a los caídos.

Entre fábula y testimonio ficticio, Claudel coloca un espejo que trasciende nuestro propio reflejo; la metáfora que usa el autor de manos de El Otro está representada en forma de dibujos. La xenofobia, el individualismo egoista que contiende solo por el interés personal, el rechazo de lo diferente, el falso sentimiento de agasajo comunitario entre iguales frente al foráneo, al distinto, al otro y las miserias y debilidades personales hacen que para sobrevivir, los habitantes, nosotros, el género humano civilizado tenga que destruir el espejo, la única forma de seguir adelante es ahogar los recuerdos amargos en las turbias aguas del olvido.